Cuando se trata de obtener alcachofas de alta calidad, hay varios factores que debemos considerar:
Terreno. La tierra debe ser rica en materia orgánica y tener suelos profundos y permeables, proporcionando a las alcachofas el ambiente perfecto para crecer.
Sol. La alcachofa, como el resto de las hortalizas, necesitan luz solar, pero no de forma excesiva. Se recomienda alrededor de unas 5-6 horas al día, pero ya depende de dónde esté situada la plantación.
Luz Solar Adecuada: Las alcachofas necesitan luz solar, pero no en exceso. Unas 5-6 horas al día suelen ser ideales, aunque esto depende de la ubicación de la plantación.
Riego Eficiente: El riego por goteo es un sistema recomendado. Las alcachofas requieren humedad constante, y riegos frecuentes, pero no abundantes son clave para su desarrollo.
Clima y Temperatura: El cultivo prospera en climas suaves y húmedos. Temperaturas extremadamente altas pueden endurecer las brácteas y acortar el período de recolección.
Nutrición Óptima: En época de cosecha, el aporte de nitrógeno es esencial para retrasar el endurecimiento de las brácteas. Esto favorece el desarrollo foliar y extiende el período de recolección.
Tiempo de Producción: Las alcachofas suelen entrar en producción 75-90 días después del trasplante. Aunque es una hortaliza de invierno, debemos protegerla de las heladas.
Durante el cultivo de la alcachofa no suelen realizarse ningún tipo de podas. Esto se hace cuando se finaliza el cultivo, es decir, cuando la planta empieza a secarse. Esto favorece el desarrollo de nuevos hijuelos que garantizan la producción del próximo año.
Los beneficios de la alcachofa: Muy utilizada en la dieta mediterránea
Debido a que tiene menos de un 1% de grasa y poca cantidad de hidratos por lo que su valor calórico es muy bajo. Es buena para el hígado, digestiva y reduce el colesterol, entre otros. Por estos motivos es una hortaliza tan solicitada.