El cultivo en invernadero se ha consolidado como una de las técnicas más eficaces para mejorar la producción agrícola, especialmente en regiones con climas extremos o variables como la nuestra. Para nuestros agricultores, trabajar bajo invernadero supone un entorno más controlado, predecible y seguro, lo que se traduce en una mayor calidad de las hortalizas y un rendimiento más constante.
Entre las principales ventajas de este sistema destaca la posibilidad de regular de forma precisa factores clave como la temperatura y la humedad. Este control permite crear las condiciones óptimas para cada tipo de cultivo, independientemente de las condiciones meteorológicas exteriores. Además, el invernadero actúa como barrera frente a muchas plagas y enfermedades, reduciendo la necesidad de productos químicos y favoreciendo un manejo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Otra ventaja importante es el aprovechamiento eficiente del espacio y los recursos, lo que mejora tanto la productividad como la calidad de los productos recolectados.
Sin embargo, con la llegada del verano y el aumento de las temperaturas, se vuelve imprescindible prestar atención a un elemento clave: la ventilación. Durante los meses más cálidos, la acumulación de calor dentro del invernadero puede ser perjudicial para el desarrollo de las plantas. Una correcta ventilación permite renovar el aire, evitar el exceso de humedad y mantener temperaturas estables, favoreciendo así el bienestar del cultivo.
En Mercagrisa, apoyamos la implementación de tecnologías y técnicas que ayuden a nuestros agricultores a sacar el máximo rendimiento de sus cultivos. El invernadero, bien gestionado, es un gran aliado para alcanzar ese objetivo.